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Navalguijo
(1.230 m)
-----------------La covacha
(2.399 m)
Duracion Estimada: 4 horas y 50 minutos
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A
Navalguijo se llega desde Barco de Ávila, tomando la carretera local que nace en La ermita del caño, al lado del puente
medieval. Se pasa antes por los pueblos de Navatelares, Tormellas y Navalonguilla. En Navalonguilla hay un cruce señalizado
que indica la continuación hasta Navalguijo. En Navalguijo termina la carretera. Es un pueblo pequeño con algunas viejas casas
de Piedra muy atractivas. Debemos aparcar a la entrada del Pueblo.
Iniciamos el recorrido atravesando el pueblo de norte a sur por su calle principal. El final de la calle enlaza con una pista de tierra
a a la diestra una fuente y un lavadero antiguo, donde aún se puede ver, en verano, a algunas mujeres dando un restregón a la ropa.
Desde aquí la pista desciende un poco, entre vallas de prados con robles robustos, hasta pasar por el puente de Arguijo, de
cemento y con pretil metálico. Después se comienza a subir ligeramente, y aparecen una pista a la izquierda y otra a la derecha.
Nosotros continuamos de frente, por la del centro, a buscar la parte baja del pinar que tenemos a la vista, Y donde la pista se
convierte en sendero.
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Desde el pinar, tras admirar al Norte y al Este una hermosa frondosidad de robles, iniciarnos un leve descenso y cruzamos un
arroyuelo. A partir de ahora comenzamos a subir entre brezos y nos vamos aproximando al cauce de la garganta de los Caballeros,
anunciado por el arrullo permanente del agua.
A la media hora el sendero marcha ya completamene paralelo al lecho del río, aunque en un plano más alto. Levantando la mirada,
avistamos al Sur los picos del Cancho y el risco de la Manzanilla. A poco se desemboca en una gran pradera conocida
como prado Majaltero. Superado éste, la senda se torna más pedregosa para llegar al Chorrero del Lanchón (1 h y 15 min. de marcha).
Bello rincón de grises paredes escarpadas, por donde se despeña un inverosímil y larguísimo chorro de agua impoluta, que
pertenece a, arroyo del Horco de Abajo.
Proseguimos. El camino serpea, mejora y a la vez se vuelve más empinado. Además, va virando a la diestra siempre cercano
al cauce y poco a poco nos adentra en un estrechamiento. Es la zona conocida como el Torozo. Lugar al que tienen mucha
querencia las cabras rnonteses y donde anida el avión roquero. Según vamos remontando este bello paraje, las estruendosas
aguas de la garganta se rebalsan en múltiples remansos cristalinos que roban los ojos al caminante. A la par, el sendero se abre
paso entre un sin fin de piedras derrumbadas, y se endurece hasta llegar al arroyuelo del Zauce, al que cruza. A partir de
aquí se vira a la izquierda y nos conduce a una explanada a la que se conoce con el nombre de las las LLanaíllas, donde hay
una doble caseta refugio. Detrás de esta, algo distante, se descuelga una cascadita, cuya agua proviene de la garganta del
Horco de Arriba. Al Este, abedules dispersos en la ladera. Unas dos horas de marcha.
Continuando vemos como, a la izquierda, el agua de la garganta se oculta en un frío y oscuro cañón. Por la ladera del naciente
baja impetuosa hacia el cañón una chorrera; a su vera, impasibles, varios abedules y un tejo. El camino pronto comienza a ascender,
pasa por debajo de un picacho, y luego marcha por la parte alta dejando a un lado algunas casetas derruidas. Casetas que servían
de apoyo para la antigua explotación de una mina de blenda, que hubo en el interior del cañón. La blenda es el mineral ue se
extrae el cinc. Por esta circunstancia esta zona es conocida como La Mina.
Una vez sobrepasada La Mina, el sendero cruza la garganta y deja a la izquierda, en una pradera, una fuente. Avanza remontando
en paralelo el cauce, que ahora cae a nuestra diestra, para en un rellano una majada y un refugio en regular estado (dos horas y
50 min. de marcha). Los picos que aparecen a mano izquierda son los Riscos Morenos. Al fondo ya se ven el Juraco y, a
su izquierda, la Covacha (aunque en realidad la cumbre de la Covacha no se ve, pues está detrás).
Poco después de la majada se nos aparece una barrera granítica, y el camino nos mete hacia la derecha, entre piornos y piedras,
a cruzar otra vez el agua de la garganta. Se sigue un breve trecho en paralelo a un arroyuelo, afluente del río principal, y se busca
por detrás del promontorio (virando a la siniestra) un colladito que nos permite salvar el escollo, cómodamente, por zona herbosa.
Luego se gira a la diestra y superando una zona intrincada cerca del cauce primario, llegamos a una extensa pradera.
Se continúa remontando, dirección Oeste,. por esta pradrera, que parece no tener fin, hasta que aparecen varios regatos y algunos
piornos, cerca ya de la laguna. En los bordes de los regatos abunda el cardo blanco (Eryngium bourgatfi). Se llega a la laguna
de los Caballeros a las cuatro horas de marcha aproximadamente. El paraje es muy bello. En la laguna, redonda y hermosa,
jugetean los mirlos acuáticos.
Levantando la vista al frente, desde el desagüe de la laguna, tenemos el pico del Juraco presidiendo el circo, y a su zquierda la
Covacha cuya cumbre como ya dijimos no se ve. A la derecha, al Noroeste, la Portilla Honda, que da acceso a la laguna de
Barco. Y a la siniestra, al Suroeste, la Portilla de la Cruceta.
Para los amantes de las alturas, vamos a indicar el ascenso a la Covacha, que con sus 2.339 m es el pico más alto le toda esta
zona. Se comienza, desde el desagüe, a bordear la lajuna por la izquierda, y rápido empezamos a subir por sendere levemente
marcado, faldeando por encima de unos piornos. Luego en continuo zigzagueo salvamos un fuerte desnivel, hasta alcanzar la
Portilla de La Cruceta. Continuamos por la cuerda, direccion Oeste, hacia el fondo de la "v" que forman el Juraco y La
Covacha, para luego desviarnos hacia la izquierda y en un último esfuerzo llegar a la cima de esta última en unos cincuenta
minutos desde la laguna. Espléndidas vistas ya descritas en el ascenso a la Azagaya, que es el pico contiguo hacia el poniente.
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